Debate por la deuda pública: crónica de un default anunciado (Parte LXXX)

 Debate por la deuda pública: crónica de un default anunciado (Parte LXXX)

Trump y Bolsonaro dijeron oficialmente en el G20 que había que evitar el retorno del populismo en Argentina. Como si ellos no fueran populistas. El grado de analfabetismo cientista político, de ambos, era insondable. La publicidad del acuerdo UE-Mercosur era relevante, pero estaba absolutamente sobredimensionada, se necesitaba la ratificación del parlamento de la UE y, para no quedar en evidencia Macri eludió por segunda vez su visita a Francia.

El secretario de Energía explicaba en el Senado la adjudicación a empresas británicas de explotación de petróleo offshore en aguas argentinas.

En un año de elecciones, hasta la primera semana de julio 2019 se habían elegido 14 gobernadores, 12 habían sido reelectos, el PJ ganó todos los comicios menos en Jujuy. En ese momento, había votado el 37.3% del padrón: el peronismo 43.5%, Cambiemos 27.5% Consenso Federal 8.3% y terceros 20.6%. Cambiemos estaba tan mal visto que se cambió el nombre en dos tercios de los distritos, la UCR perdió por primera vez en décadas las capitales de provincia de Santa Fe, Córdoba, Paraná y Santa Rosa y, en Jujuy obtuvo la reelección, pero perdiendo 14 puntos. El peronismo asumió que con la unidad ganaba y en octubre se iba a confirmar el acierto.

Las PASO de agosto anticipaban el resultado. La calamidad económico social del gobierno de Cambiemos arrimaba el hombro, no podían frenar el crecimiento del voto a la derecha, ni conseguían que María Eugenia Vidal recuperara la intención de voto en el conurbano, donde la situación social era delicada.

Cambiemos había decidido responder a la debacle tratando de mantener el dólar estable, inauguraba obras inconclusas y el periodismo militante del PRO, se seguía forrando, hablando de la corrupción K. Un triunfo opositor en las PASO, después de la demonización peronista les jugaba en contra, generaba temor económico, aunque políticamente les podía dar redito. Pero si explotaba la economía por la pesadilla de Cristina Kirchnenstein, el tiro les saldría por la culata.

Junto con la primera vuelta, el 27 de octubre del 2019, se elegirían gobernadores en provincia de Buenos Aires, Ciudad de Buenos Aires, La Rioja y Catamarca. Primero se votaría gobernador en Mendoza, Santa Cruz, Chaco y Salta. Una derrota en Buenos Aires complicaría el triunfo en segunda vuelta el 24 de noviembre. Se subestimó el daño autoinfligido del gobierno de María Eugenia Vidal, pero ellos mismos se compraban el relato de la inmaculada.

Pichetto había llegado a Cambiemos para lograr gobernabilidad, era un mensaje hacia los verdaderos componentes del poder, más que una jugada electoral. Fue recibido por el presidente de la Cámara de Diputados, el presidente del Bloque de Diputados, el ministro del Interior, jefe de Gabinete de la Provincia de Buenos Aires, Vicejefe de Gobierno porteño, vicepresidente del Banco Ciudad, ministro de Seguridad de Buenos Aires, cantando la marcha peronista.

Eso desató el cisma entre el PRO-peronista contra el PRO paladar negro; los radicales estaban resentidos por falta de apoyo al proyecto de suspender las PASO, Elisa Carrió estaba enfrentada con los PRO-peronistas-Frigerio, Monzó-, y en medio de todo eso, en la calle pugnaban los pañuelos celestes y verdes. La Justicia electoral le prohibió a Cambiemos usar los símbolos PJ.

Los gobernadores se habían alineado con la fórmula Fernández-Fernández, incluso quienes se habían presentado con boleta corta (Arcioni y Ahuad). La excepción era el inefable Schiaretti, los bloques del Peronismo Federal se habían desarticulado, en el Senado eran 21, pero habían elegido nuevas autoridades cercanas a Fernández-Fernández. En diputados habían dejado el bloque 20 de 34. Pichetto había sido relevado en el Consejo de la Magistratura y en la Bicameral de Inteligencia y sólo tenía un bloque de 4. El Peronismo se reagrupaba e iba hacia la unidad, concretado el pase de Massa, en base a su hábil acercamiento a Máximo Kirchner.

Consenso Federal, terminó en un proyecto casi exclusivamente peronista con la fórmula Lavagna-Urtubey, Bali Buca como candidato a gobernador bonaerense y Graciela Camaño primera candidata a diputada nacional. Podían ser la oportunidad para la gobernadora Vidal si lograba dividir el voto peronista. La fórmula sólo podía crecer si la economía se complicaba. El voto de derecha era incierto, nadie supo nunca cuánto podía sacar en la Argentina, pero iría todo a Cambiemos. Espert y Gómez Centurión superaron los obstáculos jurídicos que intentó el oficialismo. La izquierda logró un agrupamiento parcial (FIT y Nueva Mas).

La CGT se había unificado con los sindicatos combativos del PJ-Moyano- y la CTA entorno a Fernández-Fernández. Sólo Barrionuevo se mantuvo con Lavagna. Debatían un nuevo paro general antes de la elección, pero subordinado a la estrategia electoral de dicha fórmula. Los Movimientos Sociales apoyaban la misma fórmula y subordinaban la protesta a la estrategia electoral. La Pastoral Social alertaba por el aumento de pobreza, desempleo, informalidad y desigualdad.

Los dos extremos de la política argentina menearon sus papeletas en mayo y junio 2019, eligiendo candidatos moderados a la hora de completar sus fórmulas presidenciales. Uno y otro parecían voltear hacia el centro y la gente apoyó la mesura. Cristina Kirchner asombró optando por Alberto Fernández para presidente y eligiendo colaborar como aspirante a vicepresidente. El dato fue bien recibido por los mercados, una pesadilla parecía disiparse, era el fantasma de Cristina Kirchnenstein. Luego siempre copiando, le toco el tiempo a Macri, que quiso emular la sorpresa de Cristina al elegir al archi kirchnerista clave del Senado: Miguel Ángel Pichetto como compadre de su boleta.

Los mercados homenajearon la idea, por la ampliación de la base electoral del oficialismo y la inclusión de un antiguo empleado del Congreso que venía a aportar gobernabilidad.

Un nuevo insulto a los radicales, Macri y su dispositivo de campaña no le proporcionaron la vicepresidencia. Los mantuvieron en el furgón de cola (UCR), en su lugar eligieron un individuo aceleradamente derechizado, consecuente con la fatalidad de encauzar la política económica y de anticipar las reformas estructurales que nunca hicieron. Pero inversamente a las esperanzas de mesura y apertura, el cierre de listas exhibió una situación distinta. Más deprimente en Cambiemos, donde prevaleció el PRO- puro y duro, lacrado.

En el nuevo Juntos por el Cambio al momento de definir las listas predominaron los candidatos: Pena, Larreta y Vidal, sin incorporar aspirantes del peronismo. Y lo malo fue que no se advirtieron gestores con destreza legislativa como Monzo para proteger las reformas que habría que encarar. Con esas listas de afanosa corriente filosófica derechísima, la estructura del Congreso podía empezar a ser un problema en 2020. En la hipotética y poco probable reelección de Mauricio Macri en segunda vuelta, con una buena elección del FPV en primera vuelta, la contextura del Congreso quedaría con serias dificultades para pasar leyes como la reforma previsional o la reforma laboral.

Director de Fundación Esperanza. https://fundacionesperanza.com.ar/ Profesor de Posgrado UBA y Maestrías en universidades privadas. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor de 6 libros

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