El dólar agro impactará en las reservas, pero advierten que también en la góndola

 El dólar agro impactará en las reservas, pero advierten que también en la góndola

Mientras el Gobierno define la letra chica para la implementación de un tipo de cambio diferencial para el agro, en el sector analizan las luces y las sombras de una medida que persigue como objetivo engrosar las reservas internacionales del Banco Central.

El contexto es dramático para todos, Gobierno, exportadores, industriales y productores. Según datos recientes de la Bolsa de Comercio de Rosario, por efecto de la sequía la soja registrará su menor producción en 23 años. Los 25 millones de toneladas que se esperan producir en la campaña representan una caída del 40% en relación con la del año pasado.

Tan fuerte es el impacto que varias entidades del agro plantearon su preocupación no sólo por la escasez de granos por la sequía, sino también por la mala calidad de los mismos. Al ser consultado por este tema, el titular de la cámara que agrupa a la industria aceitera, Gustavo Idígoras, recordó que las fábricas ya trabajan con una capacidad ociosa superior al 70%, es decir que 7 de cada 10 plantas no están operativas.

En número concretos y más allá del esfuerzo que se pueda hacer con las importaciones temporarias con soja de Paraguay o Brasil, las exportaciones del complejo sojero se reducirían 30% y las pérdidas se calculan en torno a los u$s7.300 millones.

La llegada de una tercera versión del Programa de Incremento Exportador podría mejorar la situación de la molienda y por consiguiente el ingreso de divisas al país, pero al mismo tiempo distorsionar el mercado y provocar fricción entre algunos eslabones del entramado productivo.

Javier Preciado Patiño, consultor y ex Subsecretario de Mercados, explicó a Ámbito que “para el productor que está golpeado pero pudo levantar algo de la cosecha, al menos va a acceder a un dólar con un tipo de cambio que es mas alto que el que tenía y eso es un alivio. Tengamos en cuenta que la cosecha va a caer de 150 a 90 millones de toneladas, entonces hay que tomar medidas paliativas y esta es una”.

Según Patiño, “normalmente en enero y febrero ingresan los dólares de la exportación de trigo, que este año fueron nulas. Esos ingresos faltaron y ahora se van a necesitar para la nueva campaña, porque si llueve se van a requerir insumos, fertilizantes y eso hay que pagarlo con dólares”.

Del otro lado de esta historia, están los que padecerán la llegada del nuevo esquema. Lo que para algunos es una oportunidad, para otros es un problema y ese es el caso de la lechería, el engorde a corral, la cría de cerdos, de aves, etcétera.

En lo que concierne a la producción de cerdos, Juan Ucelli, titular de JLU Consultores explicó a Ámbito que “las ediciones pasadas del “dólar soja” fueron complicadas, por eso el Gobierno tuvo que poner compensaciones, pero aún no se cobraron. Hay que considerar que el valor del cerdo aumentó por debajo de la inflación y que los costos productivos lo hicieron por encima de la misma. Creo que con el nuevo dólar agro se va a agravar esta situación y los próximos dos meses serán muy duros porque muchos productores perdieron su maíz, por lo tanto, tendrán que salir a comprar y no tienen espalda para hacerlo”.

La realidad para quienes engordan hacienda a corral es muy similar. Fuentes cercanas a la actividad explicaron a este medio que un dólar agro a $300 sería un golpe letal para los feedloteros. Es que los productores que tienen maíz -ante el fracaso de la cosecha- no venden lo viejo ni lo nuevo y se van a financiar con lo que tengan de soja.

Si bien es verdad que el dólar se aplica para la soja -que no se consume en el mercado interno- y que no se aplica a los cereales, la realidad es que esto termina impactando en las cadenas productivas que sí llegan a la góndola: si aumenta el maíz, automáticamente suben los precios del pollo, la carne, la leche y de todos los productos que requieran molienda seca para su generación.

Juan Eiras, referente del sector feedlotero explicó a Ámbito que en lo sucesivo habrá menos engordes temporarios y caseros, por lo tanto, caerá la oferta de hacienda. “Es difícil determinar el momento pero la carne va a subir porque va a haber menos oferta y la ecuación se va a volver inviable rápidamente”.

Por lo pronto, hay que atender las urgencias y no ahondar en explicaciones. Quizá por ésta y otras razones vinculadas al factor oportunidad, el propio Juan José Bahillo negó en varias ocasiones la llegada de un nuevo tipo de cambio, porque en realidad no se trata de un tema de debate técnico de la Secretaría de Agricultura. La gravedad de la situación obliga a pensar sólo en el ingreso de dólares, por eso la emisión monetaria que requerirá, los impactos en las cadenas productivas y la necesidad de nuevas compensaciones quedan relegadas a un segundo plano, al igual que cualquier análisis.

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