Debate por la deuda pública: crónica de un default anunciado (Parte XXIV)

 Debate por la deuda pública: crónica de un default anunciado (Parte XXIV)

Octubre 2017, para la Argentina de extravagantes déficit gemelos que debían financiarse con endeudamiento externo, el inminente inicio del proceso de ajuste gradual de achique de la hoja de balance de la Fed encendió las luces rojas.

Macri había apostado todas sus fichas a una normalización monetaria, como la de los países avanzados. Cualquier sorpresa en el escenario internacional dejaría a la Argentina en una posición extremadamente vulnerable, porque ahora debía dólares.

La recuperación era solo un rebote técnico si se la comparaba con 2016, año de fuerte caída. El sector estrella era la construcción, burbujeada por una inundación de créditos hipotecarios de dudosa devolución. En la coyuntura la economía era un factor positivo para el oficialismo, pero la mejora de la actividad se debía al repunte de la demanda doméstica, mientras que el sector externo neto era fuertemente contractivo.

Burbujas gemelas “peso fuerte y bolsa por las nubes”. Mas del 50% de los sectores productivos no alcanzaban su nivel de actividad previo en 2015 (construcción, minería, industria, agricultura, ganadería, comercio mayorista y minorista, intermediación financiera, etcétera).

El BCRA no lograría alcanzar su objetivo de 1% mensual en el último trimestre del año. Daba la impresión que había un desequilibrio en el mercado monetario. El permanente alud de pesos no le permitía alcanzar la cantidad deseada de pesos, el BCRA no lograba absorber los pesos en el mercado primario de Lebacs porque Anses, el Banco Nación y los bancos oficiales dejaron de demandar Lebacs y pasaron a otorgar crédito al sector privado.

Por otro lado, si al déficit primario 2017 le adicionábamos esta inercia, mas la indexación, promesas y compromisos fiscales previos, 2018 arrancaría con un desequilibrio primario sin intereses de 5.2% del PBI, que implicaba la necesidad de un ajuste fiscal de 2% del PBI para poder cumplir con la meta fiscal 2018.

Mientras tanto, “la solución de la inflación que era lo más fácil de resolver”, según el presidente Macri, se eternizaba. Ya íbamos por el cuarto semestre y no se alcanza el objetivo. La meta era 1% mensual (1.9% era casi el doble de la meta). Según Sturzenegger-Dujovne, antes de ser funcionarios; la inflación, era un impuesto confiscatorio que no se trataba en el Congreso y afectaba más a los sectores más vulnerables. Inflación era mala praxis para un gobierno popular, pero pidiendo disculpas era aceptable para Cambiemos, y la población le había ratificado su confianza.

Existían límites fiscales y externos para la otrora segunda línea de la tecnocracia de Fernando De la Rúa, lo marcaban los déficits gemelos que excedían ampliamente el último periodo de Cristina Fernández de Kirchner. Comparando en forma homogénea, cuando el déficit fiscal-sin tomar los ingresos del blanqueo que fueron por única vez-, el déficit global crecía. Ya se ubicaba alrededor de 9/10% del PBI computando el déficit provincial, municipal y cuasi fiscal, en el trimestre pasado.

En otro orden de cosas, el creciente déficit de la cuenta corriente indicaba que 2017 podía terminar con un déficit externo de alrededor de 5% del PBI. La balanza comercial ya acumulaba un déficit de 5.200 millones de dólares en solo 9 meses de 2017. Solo en septiembre el déficit fue de u$s 765 millones, contra un superávit de u$s 242 en 2016.

Déficit gemelos RECORD EN 35 AÑOS DE LA ADMINISTRACION MACRI

Siempre que Argentina tuvo déficits gemelos de esa envergadura, habíamos experimentado una crisis. En la historia contemporánea, sólo habíamos tenido déficits gemelos superiores a Macri en dos oportunidades: en 1975 previo al Rodrigazo y en 1981-1983, luego de Videla-Martínez de Hoz con Roberto Eduardo Viola-Lorenzo Sigaut-Roberto Alemann-José María Dagnino Pastore-Jorge Wehbe.

Hubo otras dos ocasiones con déficits gemelos con Alfonsín-Juan Vital Sourrouille en 1987, terminamos en hiperinflación y, finales de Menem-Roque Fernández, De la Rúa-Machinea-Ricardo López Murphy-Domingo Cavallo en 1998-2001 donde aun con indicadores inferiores y menos riesgosos a los actuales, finalizamos en default y estallido social.

Dos demonios acechaban al neoliberalismo macrista, camuflado de desarrollista por Frigerio y Marcos Peña. En ese momento el déficit de cuenta corriente era el resultado de la ausencia de la lluvia de inversión directa y el exceso de déficit fiscal.

Lo gobiernos de Alfonsín y la Alianza, descarrilaron en cámara lenta. En cambio, en 1975 los déficits gemelos de la Argentina intentaron ser resueltos con un shock, por Celestino Rodrigo-Ricardo Zinn y sus muchachos (tercera línea de Chicago Boys-que llegaba para quedarse con la dictadura) y, obviamente terminó afectando la gobernabilidad en pocos meses.

En 1981-1983, con todo el apoyo financiero inicial, los déficits gemelos estallaron al cesar el financiamiento externo al mismo tiempo que aumentaron las tasas de interés en EE.UU., generando una crisis.

Por aquél entonces el ajuste se produjo con devaluación y recesión.

En 1981 el PBI cayó 5.2% y en 1982 con guerra de Malvinas a cuestas 0.7%, mientras que la inflación pasó de 105% en 1981 a 343% en 1983 (punta a punta, 433% diciembre contra diciembre). Por último, el tipo de cambio real multilateral mejoró 233% (punta a punta), devaluándose el peso un 70% en términos reales.

En 1987 (del plan Austral al plan Primavera) cuando los déficits gemelos treparon a 9% del PBI, la Argentina pasó de 175% de inflación anual a hiperinflación, alcanzándose en 1989 una tasa del 4.923% (punta a punta). El PBI cayó 11% en 3 años.

Por último, en 2001, al final de la Convertibilidad, aunque entonces los déficits gemelos alcanzaron un nivel inferior al 6% del PBI de Macri-, el corte abrupto del financiamiento externo llevó a una caída acumulada del PBI de un quinto en 4 años. Esas serian las posibles consecuencias, buceando en la historia reciente, pero los Macri boys no se enteraban.

Desde el marco teórico Macrista, no era intrascendente la figura de déficits gemelos recargados. Si los préstamos del exterior se atascaban y la emisión monetaria se reducía por la caída de la demanda real de moneda local en esta y en cualquier economía semi libre, sucede una crisis macroeconómica. Y eso sucedió.

Si bien la presencia de elevados déficits gemelos y exposición en dólares hacían a la Argentina país muy vulnerable, existía la posibilidad de evitar un desenlace fatal. Pero estábamos en manos de la buena voluntad o la avaricia de los prestamistas.

La avaricia que ciega el riesgo real. La “liviana herencia”, que dejó un bajísimo nivel de deuda pública en términos del PBI, la cancelación a los fondos buitres pagando el máximo posible, que sentó un precedente. “Siempre pagaran, encontraremos un candidato que se ponga de rodillas”.

El triunfo de CAMBIEMOS debió ascendernos a la categoría “emergentes”. Así aumentarían las probabilidades de mejorar el rating de calificación crediticia, con lo cual se podría seguir pidiendo prestado 7% del PBI durante 2018 y 2019, dejando una pesada herencia al que ganara en 2019.

Los dólares en el mundo abundaban, lo que faltaban eran clientes que pagaran tasas extravagantes como las que sufragaba la Argentina.

Resumiendo: “viento de cola” financiero.

Si esto se mantenía, y el mundo lo admitía-el FMI, las calificadoras de riesgo, la banca de inversión, los bancos comerciales, las empresas internacionales seguían mirando para otro lado; el endeudamiento se iría tornando grave y en algún momento pasaría factura. Pero pocos leían nuestras alertas en Diario Registrado

Profesor de Posgrado UBA y Maestrías en universidades privadas. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor de 6 libros. @PabloTigani

Recomendar A Un Amigo
  • gplus
  • pinterest
Commentarios
No hay comentarios por el momento

Tu comentario