Diálogos de Wall Street

 Diálogos de Wall Street

Periodista: Hoy no se cayó ningún banco. No se sumó ningún nombre nuevo a la lista de sospechosos. La presión sobre Deutsche Bank mermó considerablemente. Y se encontró un comprador para (buena parte) del banco SVB…

Gordon Gekko: Costó bastante. La corporación que maneja el seguro de los depósitos, la FDIC, tuvo que aceitar mucho las condiciones para convencer a First Citizens de hacerse cargo.

P.: Y debió tomar una pérdida de 20 mil millones de dólares, que no es una moneda.

G.G.: Casi un sexto del fondo del seguro. A cambio hay que decir que First Citizens es una gran opción. No es una entidad grande, la número 30 en términos de activos, en un proceso que tiende a la concentración, y que va a preocupar en el futuro. Y es un especialista en la tarea de absorber entidades en problemas. Ya lo hizo con más de 20 bancos, y con éxito (hasta ahora).

P.: Se calmó la embestida. ¿Cree que se arregló la crisis?

G.G.: Se habrá arreglado cuando nadie pregunte. La desconfianza es el problema. Y la gente pregunta porque no cree que las cosas estén bien bajo la superficie. La calma sobre la superficie es pues, condición necesaria pero no alcanza. El paso del tiempo debiera ser un argumento más eficaz.

P.: Ya no hay razones para mover los depósitos fuera de los bancos medianos en los EE.UU., pero la sensibilidad persiste. El que se quema con leche…

G.G.: Janet Yellen, la secretaria del Tesoro, dudó demasiado en el Congreso. Y no definió una nueva regla. Estamos en el limbo. En el corto plazo, existe una cobertura implícita, no escrita, basada en razones de conveniencia. No hay motivos para correr, pero sí para irse tranquilo, silbando bajito. Y Credit Suisse le sumó otra dimensión a la turbulencia. Como lo refleja el runrún sobre Deutsche.

P.: Víctima de un mercado irracional, según un informe de Citigroup.

G.G.: Es un período de sobre-excitación, tenemos las defensas bajas por la tenaz suba de tasas de la banca central, y desconfiamos hasta de nuestra propia sombra. Eso está claro. Transcurrido ya un plazo prolongado no se puede afirmar que chocamos contra ningún iceberg. ¿Dónde está el agujero? Hay muchos candidatos. Los préstamos al sector inmobiliario comercial, el número uno. E inclusive, un par de defaults que deberían enardecer los ánimos; pero no, no prendió. No hay masa crítica para que la crisis avance por ahí. Ya hablamos de First Republic, ¿no?

P.: Sí.

G.G.: Bueno, allí hay daño patrimonial. Es el motivo perfecto para abrir un capítulo de zozobra. Extrañamente, no lo es aunque tampoco termina de resolverse de forma convincente.

P.: Sin embargo, la desconfianza no se disipa. Y se teme al contagio.

G.G.: ¿Es irracional? El Banco de Inglaterra, a través de su gobernador Andrew Bailey, aconseja permanecer “muy vigilantes”. Los mercados están poniendo “a prueba a los bancos para tratar de identificar vulnerabilidades”. Es así. No se olvide que el sistema financiero como la luna tiene un lado oscuro, que no vemos. Y tampoco ven los reguladores.

P.: Los derivados, la exposición al riesgo que no se expone en los balances.

G.G.: O se esboza apenas como una nota al pie. Pero también están los “no bancos”.

P.: El sistema financiero “en las sombras”.

G.G.: Los Greensill y Archegos Capital que estallaron en 2021 en el seno de Credit Suisse, y a la larga contribuyeron a su declive definitivo. Mi impresión es que el sistema es muy sólido porque nada de eso apareció en 2022 con el fenomenal apretón monetario. Ahora volvemos a bucear allí.

P.: ¿Fracasó la regulación? ¿No es su función sacar esto a la luz?

G.G.: Aprendimos bien la lección de Lehman Brothers y nos olvidamos de las crisis del siglo XIX. Basilea III está más que equipado para evitar estos sobresaltos. La ley Dodd-Frank, en el caso de EE.UU., lo mismo.

P.: La realidad parece decir lo contrario. La prueba está en los escombros.

G.G.: Acá fracasó la supervisión. No se cumplió con reglas básicas, elementales. Los supervisores conocían los problemas. La concentración de depositantes, el riesgo de descalce de plazos. No hay nada que nos haya sorprendido porque fuese un tóxico ignoto. El supervisor del banco SBV informó un año atrás todos los puntos débiles de la entidad. Pero no se hizo nada. La institución se quedó sin oficial de riesgo y no cubrió la vacante. Esa desidia del sistema es lo primero a revisar.

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