Nintendo revive Pikmin 1 + 2: los atípicos videojuegos del creador de Super Mario Bros.

 Nintendo revive Pikmin 1 + 2: los atípicos videojuegos del creador de Super Mario Bros.

En Super Mario Bros. (1983) el diseñador de videojuegos Shigeru Miyamoto planteó muchas de las bases que todavía perduran en ese medio e industria. Entre ellas, hay un principio que él mismo sostiene siempre que crea o asesora el desarrollo de un juego: “Hacelo divertido”. Por eso, sorprendió a principios de los años 2000 cuando lanzó “Pikmin”, para Nintendo Gamecube, un juego similar a uno de estrategia en tiempo real que saca satisfacción inagotable de tareas que podrían, a simple vista, verse “básicas” o “mundanas”.

Ahora, ante el lanzamiento de Pikmin 4 para Nintendo Switch el próximo 21 de julio, la compañía relanzó la franquicia con ediciones remasterizadas de Pikmin 1 (2001) y Pikmin 2 (2004) que ya están disponibles en forma digital. Si bien la cuarta entrega está pensada como un nuevo punto de entrada, la disponibilidad de todos los títulos de Pikmin en una misma consola, y su precio más económico, ponen en el centro de la escena una serie de videojuegos que pasa más desapercibida de lo que debería.

Pikmin sigue las aventuras del Capitán Olimar, un pequeño humanoide del planeta Hocotate cuya nave espacial choca contra un asteroide y queda varado en un mundo que desconoce. Este accidente cambiará la vida de él y de su planeta, al descubrir a los Pikmin, pequeñas criaturas tipo plantas que se multiplican con facilidad y tienen distintas características según su color. Estos Pikmin son grandes trabajadores y ayudarán a Olimar a superar los desafíos de cada juego.

Con un ojo en la naturaleza, en especial el trabajo en conjunto de las hormigas, Miyamoto construyó un sistema de juego nunca antes visto hasta ese 2001 en la Nintendo Gamecube: cada día (que dura entre 13 y 15 minutos de juego) Olimar explorará este extraño mundo y le indicará a los Pikmin que muevan obstáculos, enfrenten enemigos, derriben paredes o muevan objetos que necesitará para reparar su nave o salvar a su compañía.

Es sorprendente, y para bien, lo satisfactorio que es dirigir a estos pequeños y cumplir con los objetivos que te planteás día a día. Por ejemplo, podés decidir conseguir todos los días un objeto (o más) o podés dedicarlo a repoblar tus Pikmin para ser más productivo al día siguiente. Esta libertad de decisión, sumado a la variedad de Pikmin (fuertes para pelear, ágiles para lanzar objetos y anfibios para sumergirse en el agua) y que tenés un único personaje a manejar que va guiando la acción y exploración crean una amalgama curiosa de géneros. No es simplemente estrategia en tiempo real, también es un juego de plataformas y una aventura en tercera persona.

Con su expertise, el creador de Super Mario y Donkey Kong apela a encontrar ese “hacelo divertido” en situaciones inesperadas. ¿Cómo sacar diversión de “dirigir” pequeñas criaturitas a pelear, romper y mover por vos? Es gracias a que todo sucede en un entorno que te interpela y que te pone de un humor diferente a los videojuegos más populares del mercado.

Pikmin no busca crear grandes espectáculos en batallas épicas y mundos que parecen nunca tener fin. En cambio, la creación de Miyamoto te pone en un humor para distender la cabeza, concentrarte en mecánicas que se van solapando entre sí y que te van dirigiendo a la satisfacción de ese objetivo cumplido.

El mundo de lo natural, el pasto, las plantas, la madera, los insectos y, obviamente, los Pikmin, refleja ese sentido de un lugar donde las cosas son más sencillas, mientras que el punto de vista de un (literalmente) “pequeño” explorador, hace un zoom en las maravillas del universo. La música, el diseño sonoro y el arte también aportan para hacer de Pikmin 1 y 2 adictivas experiencias de un tipo de videojuego muy diferente.

Si bien son videojuegos de que tienen unos 20 años cada uno, Nintendo vuelve a demostrar lo bien que sus juegos aguantan el paso del tiempo. Esta remasterización a HD para Nintendo Switch revive una artística impecable que, si bien se nota que es de otra época, no resulta desagradable en lo más mínimo. Sobre todo en las cinemáticas del segundo juego, sorprende la definición y logra interpelarte aun más en los primeros

Los nuevos controles hacen un gran trabajo para adaptar al juego al esquema más tradicional de hoy, además incluyen la posibilidad de jugar con sensor de movimiento, algo muy bienvenido a la hora de mover Pikmin con precisión durante las partidas. Aún así, en el campo de los controles, sí existen mecánicas de los primeros juegos que no resisten tan bien el paso del tiempo y que solo fueron subsanadas en juegos posteriores. Las formas para administrar que Pikmin realice una acción, como desestimarlos y como reagruparlos no eran las mejores y pueden causar pequeñas frustraciones durante las horas de juego.

Quienes nunca hayan jugado Pikmin se encontrarán con la perfecta entrada a uno de los nichos que Nintendo ha cultivado muy bien durante 20 años. Jugadores tanto nuevos como históricos tendrán con qué pasar las semanas que faltan para la llegada del muy esperado Pikmin 4. En una tierra abandonada, miles de pequeños Pikmin esperan para demostrar que la magia de Shigeru Miyamoto como diseñador de videojuegos siempre resulta en una experiencia imborrable.

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