AL30, el bono estrella del mercado, voló casi 60% en 2 meses: ¿vender, esperar o comprar?

 AL30, el bono estrella del mercado, voló casi 60% en 2 meses: ¿vender, esperar o comprar?

Quien sumó a su cartera a fines de abril pasado el Bonar 2030 o AL30, el bono estrella del mercado, obtuvo uno de los mejores rendimientos que ofreció un activo argentino en los últimos tiempos. Entre el 28 de abril, epílogo de la corrida cambiaria (en la que el dólar blue se disparó casi 25% en 7 días), y el viernes pasado, este bono pegó un salto de casi 48% en dólares, al pasar de los u$s19,52 hasta los u$s28,81 del cierre de la semana pasada.

La ganancia fue aún mayor hasta el 4 de julio pasado, cuando tocó un máximo desde enero, al escalar hasta los u$s30,71, lo que se traduce en una suba de casi 60% (57,3%), desde fines de abril.

Este bono soberano regido por legislación local suele ser uno de los más utilizados, tanto para la operatoria del dólar MEP por parte de inversores minoristas, como por parte de organismos oficiales para intervenir en el mercado de los tipos de cambio financieros, en busca de contener la brecha cambiaria (lo que puede explicar en parte su precio algo más deprimido que sus pares).

Con el respaldo de la buena performance de la deuda emergente en los últimos meses, pero sobre todo con un claro impulso de factores locales, como el atraso de los precios de los bonos soberanos en general (tras la reestructuración de 2020, comenzaron a operar arriba de u$s50), su puntual rezago respecto de su par de legislación de Nueva York (el Global 2030 o GD30, cuyo spread llegó a tocar el 33%; hoy está en 25%; el histórico es 11%), el denominado trade electoral (expectativa favorable del mercado sobre un cambio de Gobierno, alimentada por las resonantes victorias electorales en San Luis, San Juan, Chaco o Neuquén por parte de la oposición), la exitosa reestructuración de la deuda en pesos, o la buena recepción que tuvo la pre candidatura a Presidente del actual Ministro de Economía, Sergio Massa (bajo la hipótesis de que es visto como un político “market-friendly”), el AL30 batió en varias ruedas récords de volumen operado, mientras iba ganando espacio entre las recomendaciones de las sociedades de bolsa a sus clientes, con perfiles arriesgados.

Esto también fue producto de que su precio estaba -y aún lo está- cotizando a precios de default, un evento que esta vez los analistas le asignan muy bajas probabilidades, al menos, de corto plazo.

Búsquedas de AL30 vienen creciendo en Google durante el último mes (Google trends).

Ahora bien, la pregunta que surge luego de este fenomenal rally alcista del AL30, es si ¿ya es momento de tomar ganancias, de esperar, o de ampliar mayores posiciones?

“La decisión de mantener la tenencia de AL30 se basa más en la preferencia del inversor: a nuestro entender se trata de una inversión que, a largo plazo, todavía presenta un gran atractivo. Pero también entendemos que puede haber inversores que consideren que el retorno obtenido es adecuado y prefieran tomar ganancia en parte o en su totalidad”, señaló IEB, que estimó que, a corto plazo, será difícil verlo en valores mayores a u$s35 (que implica un retorno del 21,5%).

Por su parte, Rodrigo Benítez, economista jefe de MegaQM, sostuvo que mantiene “una visión constructiva sobre la deuda en dólares de Argentina. Las paridades actuales siguen siendo bajas con respecto a los valores a los que se puede llegar en diferentes escenarios para ese tipo de activos. Esto es producto del impacto que tienen la brecha cambiaria, el bajo nivel de reservas y la incertidumbre que genera el proceso electoral”.

Hacia fines de mayo, previo a la mayor parte del rally del AL30, el mercado venía observando, además, un fuerte desacople entre el valor del S&P Merval en dólares CCL (subía 21% en el año) y algunos bonos (como el AL30, que caía 10% en 2023). “El precio en dólares de las acciones no parecía compatible con niveles tan altos de riesgo país. Esto en parte se empezó a corregir con una buena dinámica en las últimas semanas de este tipo de bonos, inclusive luego de descontar el efecto que tiene sobre el precio el pago de cupones que se efectivizó la semana pasada”, agregó Benítez.

Para Mateo Reschini, senior Research Analyst de Inviu, “la decisión de vender, mantener, o comprar más, depende bastante del plazo a que apuntan los inversores. La suba (del AL30) fue lo suficientemente nutrida como para que para que algunos se den vuelta, y consideren salir. Para perfiles de muy corto plazo, no creemos que esté mal una toma de ganancias, para asegurar el trade especulativo que ya pagó bastante en el último mes”.

De hecho, en las últimas jornadas se observaron recortes de precio: desde su pico mensual del 4 de julio pasado, el AL30 cedió un 6,2% hasta fines de la semana pasada.

“La decisión de compra o venta depende del objetivo de cada inversor y de su punto de entrada. No hay una respuesta única. En carteras de largo plazo, son instrumentos que tienen valor, aunque en esos casos los inversores prefieren bonos como el AL 35 / AE38 que devengan niveles más elevados de interés. Pero adicionalmente se dan casos de inversores con una mirada de corto plazo, que ingresaron cuando el precio de este bono rondaba los u$s20 y hoy más cerca de u$s30 ven la oportunidad de salir y cerrar una utilidad del 50% en un plazo corto de tiempo (1 año)”, indicó el economista jefe de MegaQM.

Para perfiles de mediano plazo, y especulativos, “puede funcionar bien la idea de mantener la posición o comprar más”, analizó Reschini. Mientras que para perfiles de más largo plazo, “con expectativas de un resultado electoral más promercado y de una mejora de la situación macroeconómica, creemos que en el rango de precios en el que estamos se pueden sumar más posiciones”, subrayó el senior Research Analyst de Inviu.

Bien vale remarcar que, aún en los actuales valores, la deuda soberana no deja de ´pricear´ riesgos de reestructuración y/o default. Sin embargo, al menos de corto plazo, el mercado descarta un evento de incumplimiento. “Dado que no vemos una reestructuración compulsiva de la deuda soberana, creemos que a estos precios es bastante defensiva, en especial el AL30 que es uno de los vehículos preferidos para dolarizar carteras. No obstante, pensando en fines del 2024, con un nuevo gobierno, un flujo de divisas normalizado (campo y balanza energética) y expectativas por un sendero que comience a encarrilar las variables macro, creemos que hay mucho valor aún en la deuda soberana argentina y consideramos que -nuevamente- de largo es una muy atractiva inversión”, enfatizaron desde IEB.

La inversión del AL30 en este momento “es bastante especulativa, porque estamos hablando de un bono que vale menos de u$s0,30 por cada dólar de valor nominal. O sea, está a un descuento considerable, lo que refleja el riesgo que representa”, dijo Reschini.

En ese sentido, no descartó “algún tipo de oferta de reestructuración el año próximo, con lo que es muy posible que los inversores que vayan a largo plazo tengan que decidir más adelante qué hacer con estos títulos. Hablamos de un perfil de inversor bastante especulativo, que sabe que posiblemente tenga un viaje bastante ajetreado”.

Para lo que resta de este año, ya pagados los servicios de la deuda soberana, “la chance de un default es nula”, remarcó IEB. Pero “aún para el próximo gobierno, que descontamos enfrentará grandes desafíos, hay varios argumentos que nos llevan a creer que una reestructuración compulsiva es poco probable. También resulta importante recalcar las razones por las que creemos que el riesgo de una reestructuración solamente de los bonos con legislación local es bajo. Tomando como referencia valores de recuperos históricos agresivos de deudas soberanas (Rusia,2000, Argentina,2005) que rondan los u$s30, entendemos que es un buen punto de partida para realizar un análisis factorizando en el mismo un escenario ácido llegado el caso que Argentina deba reestructurar nuevamente su deuda. Es un escenario que no estamos evaluando en este momento”, concluyó IEB.

Para el próximo mandato, cuando comienzan los vencimientos de capital, y dejando fuera las tenencias de bonos en manos del estado, los pagos a realizar no superan los u$s4.000 millones en el 2024, incrementándose a u$s9.000 millones desde el 2025 en adelante.

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